sábado, 5 de diciembre de 2015

Canción de Navidad de Dickens (mejorada por el partido)

La noche del solsticio era gélida, nada podía ver Bob Cratchit a través de los cristales congelados de su oficina, fuera estaba nevando. Scooge, su jefe, no encendía la calefacción nada más que una hora cada tarde, pero no era por avaricia sino por solidaridad con el planeta. Aquel solsticio era el séptimo desde la muerte de Jacob Marley, el que fuera socio de Scrooge. A las siete y media, el señor Cratchit apagó la lámpara de su mesa y comenzó a abrigarse para salir rumbo a su casa, intentaría de nuevo invitar a comer al día siguiente a su jefe pese a que conocía sobradamente la respuesta, Scrooge era un tacaño solitario que no disfrutaba en absoluto de esta fiesta ni de otras.

Al quedarse solo Scrooge se adormiló tapado con dos mantas cuando notó una mano que le apremiaba, el fantasma de Jacob le despertó para avisarle que tendría "alguna visita" durante la noche, Scrooge tras el sobresalto se volvió a adormilar. No había pasado ni un minuto cuando un inspector de Hacienda le despertó para recordarle los solsticios pasados, atravesaron archivos y archivos de sus estanterías donde se podían ver escondidos las facturas modificadas y otras cosas irrelevantes para esta historia. También pudo ver a Belle, aquella preciosa funcionaria que le había recomendado una "paralela" para poder poner al día sus cuentas. En pocos minutos todo desapareció, pero Scrooge ya no encontraba sosiego.

Una nueva visión apareció ante sus ojos, el que ahora venía parecía un joven con coleta, no representaba peligro, pero lo cogió de la mano y presto lo sacó a la calle, la primera parada frente a la casa de Fred, el único sobrino de Scrooge, para ver por el cristal empañado como celebraban el solsticio pese a la enfermedad de su hijo Tim, enfermedad que de no encontrar remedio rápido le llevaría a la muerte.

En poco tiempo Scrooge se encontraba de nuevo en su sillón y, quien ahora aparecía frente a él era un hombre serio de bigote y traje negro, que le entregó una tarjeta en la que solo pudo leer ..."seguros de decesos". De nuevo a gran velocidad se encontró en la calle frente a su casa, la gente hablaba de un difunto, inmediatamente se vio en el cementerio frente a una lápida en la que rezaba escrito ¡su propio nombre!, al regresar a su casa pudo ver como su sirvienta y su administrador se repartían el dinero y las pertenencias con el difunto aún en la cama.

A la mañana siguiente Scrooge despertó empapado de sudor, tomó un baño y salió a la calle a comprar un pollo, a continuación se acercó a casa de su sobrino y le dijo que había conocido a un muchacho de coleta y le iba a resolver lo de la lista de espera para poder ayudar al pequeño Tim. Más tarde con el pollo aún caliente se acercó a la casa de su empleado para comer juntos en este día del solsticio, todo radiaba felicidad, comieron y hablaron toda la tarde, entre bromas Scrooge le sugirió la posibilidad de una declaración paralela para el siguiente trimestre.

N. del A. la historia termina con la frase "Que Dios nos bendiga a todos" pero en esta versión el partido no la "veía"